“EN UNA JERARQUÍA, TODO EMPLEADO TIENDE A ASCENDER HASTA SU NIVEL DE INCOMPETENCIA Y ADEMÁS…”.
En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia y además…. Déjame que te lo cuente al final del artículo. Pero antes de nada, ¿te has dado cuenta de la incompetencia que hay en muchas empresas y/o organismos oficiales?.
La incompetencia es cada vez algo más normal en todos los niveles jerárquicos, políticos, legales, institucionales. Por desgracia hemos acabado viéndolo como algo normal.
Recuerdo en una de las empresas en las que estuve, en las que todo el mundo hablaba del jefe incompetente que les había tocado. Tal era la obsesión que no había comida o cena de compañeros, en los que no se hablara de él.
Pero más allá de aquella situación en ocasiones hasta graciosa, nadie era capaz de ver que detrás de aquella incompetencia sostenida e incluso jaleada por la empresa, había implicaciones laborales para muchos. Dificultades a la hora de ser promocionados, injusticia salarial, toxicidad en el ambiente de trabajo, etc. Pero como te decía todo el mundo convivía con aquella situación. La gente lo llevaba como podía y la propia Dirección conocedora de ello, miraba hacia otro lado.
Y lo cierto es que esa incompetencia se la conoce con el nombre del principio de Peter un principio que formuló Laurence J. Peter un pedagogo, y que viene a decirnos que un empleado en una organización es promovido paulatinamente desde una posición de competencia hasta una posición de incompetencia (su último ascenso).
Escribiendo este post me ha venido también el recuerdo de otro compañero que tenía habilidades para la venta, debido a su cercanía con el cliente. Aunque era un desastre organizativamente y luego olvidaba las promesas realizadas al cliente. No obstante tenía un amplio conocimiento técnico de lo que vendía, que le hacía junto a su habilidad para ganarse al cliente, destacar sobre el resto de los vendedores.
La Dirección de aquella empresa decidió ascenderlo a la vista de sus números y colocarlo en un puesto en el que tenía que planificar el trabajo de otros vendedores. Entre sus funciones estaban: hacerles seguimiento y control de sus visitas, apoyo en la venta, desarrollo y formación, etc. Sin embargo en aquella posición no cuajó. El no era feliz en aquella posición. Había dejado de vender (su pasión), para convertirse en una persona que se entrometía absolutamente en todo. Que raras veces se le encontraba en su puesto, cuando su equipo le buscaba para pedirle ayuda. El seguía haciendo lo que le gustaba, mientras que su equipo continuaba sin dirección y totalmente perdido. La Dirección de la empresa había convertido a un vendedor COMPETENTE en un jefe de ventas INCOMPETENTE.
En todos los casos hay un patrón común: un empleado es promovido de una posición de competencia a una posición de incompetencia.
Pero quizás hasta aquí no hay nada nuevo y muchos quizás ya conocíais este principio. No obstante, lo que si he observado es que muchas de esas personas, como los dos ejemplos mencionados, acababan trasladando su incompetencia a otras áreas de su vida. ¿Coincidencia?. Yo creo que no.
Muchas de esas personas, suelen tratar de compensar sus deficiencias en su nueva posición, de la mejor forma que saben, que es “echando horas”. Acaban sucumbiendo a la parte laboral, en detrimento de otras áreas de su vida. Se convierten en “workalcoholics”, personajes que fomentan el presentismo en las organizaciones y que acaban revertiendo su frustración en las personas que tienen a su alrededor, (incluida su familia). ¿Seguro que tienes algún jefe tóxico ahora mismo en tu mente?.
Muchas veces por no reconocer que están en una posición para la que no están preparados ni tienen las aptitudes necesarias, sobreviven como pueden. Lo mismo sucede con la(s) persona(s) que le promocionó, tampoco se atreve a echar marcha atrás y mira hacia otro lado. Lamentablemente como te decía no solo sufren sus colaboradores. Ellos acaban lastrando su vida familiar y personal, todo porque en un momento determinado no supieron reconocer sus limitaciones y decir “NO” a una promoción. Para ser líder uno tiene que conocerse y saber no solo cuales son sus fortalezas, también sus limitaciones. Por eso el liderazgo siempre comienza por uno mismo.
Las empresas no son responsables de lo que acontece fuera del entorno laboral del empleado promocionado. Puesto que cada uno es responsable de sus decisiones y hechos. Pero en cierto aspecto debemos ser conscientes de las consecuencias que implica, promocionar a una persona que no está preparada. Ya que no solo afecta a nuestra organización, también acaba pasando factura más allá. Y ya sabemos aquello de que un empleado feliz es mucho más productivo, eficiente, creativo,…etc. Por eso volviendo al principio del artículo: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia y además acaba con el tiempo perjudicando a su vida personal y familiar. Lo que muchas veces nadie desea…
Javier Giménez Divieso acompaña a Profesionales, Empresas y Equipos a mejorar sus resultados, a través de la Formación, Mentoring y el Desarrollo Personal.
Directivo senior con más de veinte años de experiencia en diferentes unidades de negocio nacionales. Trabaja actualmente como Formador, Mentor, Conferenciante, Coach Ejecutivo y Equipos certificado por ICF.
Además está acreditado con la Certificación Internacional The Society of NLP de EE.UU y el Dr. Richard Bandler, cocreador de la Programación Neurolingüística y con formación en Hipnosis Ericksoniana.