EL REINO SIN ALMA.
EL REINO SIN ALMA
(Cualquier parecido a la realidad es pura fantasía)
Érase una vez un reino que tenía un rey que era muy venerado por los nobles, caballeros y pueblo en general que allí vivían. Un día sin embargo después de un largo reinado dicho rey fue desterrado. El motivo “fuerzas superiores”, le obligaban a tener que tomar una decisión. Si quería mantenerse en el poder, debía ir en contra del pueblo que le había hecho ascender hasta el trono.
Muchos de los nobles y caballeros habían luchado codo a codo con él en múltiples batallas y él no se veía con el valor necesario para ahora traicionarles, arrebatándoles sus tierras y bienes, así como parte de sus honores. Exigir más sacrificios a sus campesinos a cambio de nada. Así que un día lo expulsaron, por otro rey con menos escrúpulos.
El nuevo rey si bien inicialmente parecía llegar en son de paz, su discurso de toma de posesión fue hueco, casi sin alma y además aprendido. Para parecer más humano intercalaba algunos comentarios a su entender simpáticos, que el bufón de la corte le había enseñado la noche anterior. Sin embargo, la fama que le precedía, presagiaba cambios importantes en aquel reino, para desgracia de sus habitantes.
Un buen día el nuevo rey, decidió publicar una nueva orden, en la cual dejaba entrever cuales eran sus verdaderas razones en aquel lugar. La nueva orden comenzó reduciendo el poder y las riquezas de sus nobles y caballeros. Aquel laudo desconcertó a sus súbditos, que no supieron que significaba aquella carta. Aunque bastantes campesinos se alegraron de aquella medida, “¡que paguen los que más tienen!”, exclamaban. ¿Es que acaso el nuevo rey había perdido la confianza en ellos?
Algunos de ellos los más antiguos, hablaron y trataron de hacer entender a los demás de que debían estar unidos. Aquello no era normal, sin embargo, algunos de ellos decidieron por temor a posibles represalias, no participar de las reuniones entre ellos y “pasar por el aro”. Los hubo incluso que fueron más allá y unos pocos decidieron decirle al rey lo que estaba pasando, comportándose como auténticos secuaces, acabarían traicionando a sus propios homólogos.
El rey que tenía claro cual era su misión allí, borrar toda huella de su antecesor que había sido excesivamente paternalista con su pueblo a su entender y expoliar lo máximo posible aquel pueblo, actuó de oficio. Para ello empezó cortando la cabeza de los que fueron a hablar con él y expresarle su descontento con aquella misiva. Entre los que quedaron cundió el miedo y empezaron las conjeturas de porqué habían sido decapitados. Algunos colegas incluso argumentaron razones para ello.
Con el paso de los meses y los años, fueron cayendo todos los nobles y caballeros que formaban parte de la corte del rey anterior. Bueno no todos, todos menos los chivatos a los que el rey decidió elevar a la categoría de caballeros y nobles de las subregiones de aquel reino. Los pocos que quedaban todavía allí, ahora ya eran una minoría, veían como los nuevos caballeros y nobles que el rey contrató para su corte no tenían alma. No eran de sangre azul, simplemente eran mercenarios sin escrúpulos, dispuestos a lo que fuera con tal de tener algo de poder. En aquel reino, reinaba (valga la redundancia), la frase de “sálvese quien pueda”.
La agonía para los caballeros y nobles del antiguo rey se hizo eterna, deseaban que llegara al menos la edad de jubilarse, pero miraban hacía atrás con el miedo de que quizás ese día no llegase y se encontraran con una espada en su cuello. Por cierto, cuando el rey acabó con su corte más cercana, empezó a expropiar a campesinos, a pedirles que trabajaran más, a recortarles sus derechos y claro está a cortar algunas cabezas. Sin embargo nadie dijo nada. Todos siguieron viviendo en aquel reino sin alma, malviviendo. Una pena porque habían otros reinos con tierras más productivas y reyes que si cuidaban a su pueblo, que creían en aquella frase de “Viajando juntos al éxito”. Pero eso es otra historia…
Y así fue como aquel reino con alma, de color azul, feliz y exitoso al que muchos envidiaban, acabó convirtiéndose en un reino sin alma. Un reino donde desapareció el compromiso por unos colores y su rey, un reino donde creció la desconfianza entre sus gentes y donde la tiranía de un solo hombre fue suficiente para reducir y oprimir la fuerza de todo un pueblo.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado o quizás solo hasta la festividad de San Martín de Tours (11 Noviembre), que cambie los acontecimientos. Solo el tiempo lo dirá.
– FIN –
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Javier Giménez Divieso acompaña a Profesionales, Empresas y Equipos a mejorar sus resultados, a través de la Formación, Mentoring y el Desarrollo Personal.
Directivo senior con más de veinte años de experiencia en diferentes unidades de negocio nacionales. Trabaja actualmente como Formador, Mentor, Conferenciante, Coach Ejecutivo y Equipos certificado por ICF.
Además está acreditado con la Certificación Internacional The Society of NLP de EE.UU y el Dr. Richard Bandler, cocreador de la Programación Neurolingüística y con formación en Hipnosis Ericksoniana.
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