CUANDO EL CONTROL SE CONVIERTE EN OBSESIÓN.
La función de control siempre ha sido una de las prioridades de muchas organizaciones y especialmente de sus líderes, también en lo que respecta a las personas, no solo los procesos, recursos, finanzas, etc.
Recuerdo el consejo de mi primer Gerente hace ya bastantes años cuando empecé a trabajar: “Javier: el buen mando es aquel que no solo sabe mandar, sino que comprueba que lo que ha ordenado se ha realizado”. Durante muchos años creí en esa premisa a pies juntillas, pero a veces debemos replantearnos ese conocimiento que hemos aprendido y al que le hemos dado toda la credibilidad.
Esta ha sido la obsesión de muchas empresas “CONTROLAR”, especialmente las grandes en la búsqueda de la eficiencia continua de todo lo que pudiera medirse. Cuando leo noticias al respecto las nuevas normas y legislaciones al respecto por ejemplo; el control presencial en las organizaciones, ciertamente me entristezco. Ya que mi pensamiento es; que poco hemos evolucionado como sociedad en la que todavía tenemos que seguir contando los segundos y minutos que un trabajador permanece físicamente en su puesto de trabajo.
El control de presencia paradójicamente a lo que podríamos pensar, sigue siendo en algunas empresas una parte importante del tiempo diario, que dedican los responsables de recursos humanos en su jornada laboral. Datos que alimentan estadísticas, que permiten crear planes de mejora, que a su vez retroalimentan otros controles (resultados) y vuelta a empezar.
El problema no es el número o el dato, sino lo que se esconde muchas veces detrás del mismo, habitualmente asociado a otros temas más importantes, pero que quizás no conviene remover como por ejemplo; el estilo de liderazgo del directivo.
Que el responsable de recursos humanos invierta gran parte de su tiempo en tareas administrativas y de control, provoca que no tenga tiempo para realizar su función principal. Que como la de cualquier profesión, es estar cerca de su cliente, en este caso concreto el empleado. Piénsalo que parte de tu tiempo si trabajas en el área de RR. HH., dedicas a actividades que no aportan valor al negocio y que porcentaje a: formación, coaching, mentoring, etc.
Lo que ha ocurrido debido al estado de alarma consecuencia del covid19, que ha obligado a las empresas a teletrabajar, improvisando en la mayoría de los casos, no es más que un claro ejemplo de que no hemos confiado en nuestros equipos. Nos sentimos más cómodos en la faceta de controlar, lo que llevamos haciendo años. Yo controlo a mi empleado, a su vez mi jefe me controla a mí, el jefe de mi jefe le controla a él, … etc. ¿A qué te suena esto?.
En cualquier caso es evidente que este modelo de organización en muchas ocasiones evidencia una falta de confianza y por consiguiente es muy difícil, que una empresa apueste por el teletrabajo y por tener a su equipo en casa. Solo en circunstancias especiales como las actuales, en las que no tiene más remedio.
Veamos por ejemplo; la función de vendedor es claramente una profesión de confianza en ambas direcciones, pues al fin y al cabo los números del comercial representan su trabajo. Sin embargo algunas empresas, todavía se afanan en que sus comerciales lleguen al trabajo y fichen, estén paseando por la oficina, salgan a visitar y vuelvan nuevamente a la oficina a fichar. ¿El motivo?. La falta de confianza.
Nos obsesiona el control pero más control no es sinónimo de eficiencia nos han mantenido engañados. ¿Has pensado el tiempo que pierde un comercial en ir a tu empresa, para luego desplazarse a su área de influencia y después volver a realizar el mismo trayecto a la empresa? Si además le sumas todo el trabajo administrativo de redacción de informes, planes de acción, etc. ¿Cuánto tiempo pasa en contacto con el cliente?. Un comercial tiene que estar en la calle vendiendo, al igual que un responsable de recursos humanos tiene que pasar el día con su equipo no detrás de un ordenador. Ojo no estoy diciendo que el trabajo administrativo no sea importante, el problema es cuando abusamos de él y nos convertimos en prisioneros del sistema, en vez de que este funcione para nosotros.
Explicar el proceso de control se puede definir como el conjunto de actuaciones llevadas a cabo para asegurarse de que los resultados actuales concuerdan con los resultados planificados. Y esta definición incluye un término importante: “resultados planificados” en un contexto predecible. Pero ¿qué pasa cuando el contexto ya no es predecible como el actual, que hacemos con el control?. Y si resulta que a las personas las hemos educado a que no piensen y que simplemente obedezcan “ordenes” y las cumplan eso si de forma muy eficiente. Pues que ahora tenemos empresas y directivos obsoletos.
Recuerdo trabajando en una empresa en la que la obsesión por el control era tal, que diariamente teníamos que actualizar el forecast con la previsión de ventas de ese día y un plan de acción cada vez que se desviaba de los objetivos previsibles en un contexto de incertidumbre total (crisis). Además para fomentar la confianza en el equipo, diariamente el directivo de turno, te convocaba a una multiconferencia de una hora para que le contaras lo que habías puesto en el power point y le explicaras que ibas a hacer. Soporte ninguno, simplemente era una reunión motivadora. Como se suele decir en mi tierra: “Nano o espabilas o ya sabes que te toca”.
Aquello resultaba frustrante para muchos, pasábamos más tiempo frente al ordenador con estadísticas, planes de acción que nadie se creía, incluido mi jefe que no era más que un mero transmisor de las ordenes de sus superiores y que tenía que cumplir, que estar al lado de nuestros clientes. Tendríamos que estar vendiendo en la calle con nuestro equipo comercial y/o desarrollando a nuestro personal por ejemplo. El control sin embargo, se había vuelto lo más importante.
Quizás puedas pensar de la lectura de mi artículo que no confíe en el control preventivo (recursos), recurrente (actividades) o correctivo (resultados), en absoluto soy ingeniero de formación 🙂 y es evidente que en muchas circunstancias es un modelo útil o lo ha sido. El problema es cuando se convierte en prioritaria la cifra, el dato y nos olvidamos del objetivo. El dato es tan solo un indicador más de cómo lo estamos haciendo pero no es el fin en sí mismo. El problema es que a mi modo de entender hemos abusado del modelo y ahora vamos a pagar las consecuencias de todos estos años.
Mira para acabar si vemos todos los trabajos y la bibliografía al respecto sobre la temática empresarial, veras que todos ellos datan del siglo XX, es decir estamos dirigiendo y gestionando empresas como si nada hubiera cambiado, cuando estamos en el siglo XXI!!!.
Por ejemplo:
- Cuadro de mando integral (CMI) à Kaplan y Norton (1992)
- El presupuesto base cero (PBC) à Phyrr (1970) para Texas Instruments
- El sistema de planes, programas y presupustos à Novick y de Hitch (1966); McNamara (Dep. Defensa USA)
- Dirección por objetivos à Drucker (1954)
Nos hemos olvidado de la necesidad de aprendizaje y renovación continua en las empresas, de dotar de confianza a nuestros equipos, puesto que nuestra mirada siempre ha estado en el corto plazo y no en el largo plazo. Hemos puesto el foco en recabar información para tomar mejores decisiones, olvidándonos que de nada sirve la información si la persona que tiene que tomar las decisiones no tiene las habilidades ni las competencias adecuadas. El problema querido compañero no es del software es del hardware, ¿no crees?.
Javier Giménez Divieso acompaña a Profesionales, Empresas y Equipos a mejorar sus resultados, a través de la Formación, Mentoring y el Desarrollo Personal.
Directivo senior con más de veinte años de experiencia en diferentes unidades de negocio nacionales. Trabaja actualmente como Formador, Mentor, Conferenciante, Coach Ejecutivo y Equipos certificado por ICF.
Además está acreditado con la Certificación Internacional The Society of NLP de EE.UU y el Dr. Richard Bandler, cocreador de la Programación Neurolingüística y con formación en Hipnosis Ericksoniana.
Es autor del libro “Viajando juntos al éxito”. Un libro en el que descubre las claves del éxito empresarial y profesional a través de su propia experiencia de más de dos décadas al frente de organizaciones empresariales y que está ya disponible en Amazon.
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