LA SOSTENIBILIDAD: ACTUAR HOY PENSANDO EN EL MAÑANA.
Queridos lectores;
En el artículo de este nuevo mes de Abril, me gustaría hablaros sobre un concepto importante y que sin embargo muchas veces en las organizaciones empresariales y en la vida en general, no es tenido muy en cuenta y es el concepto de “sostenibilidad”.
Para mí la sostenibilidad es un valor fundamental en la vida, de hecho si echas un vistazo a mi extracto en LinkedIn por ejemplo, verás que cuando hago referencia a cuál es mi propuesta de valor profesional, menciono la palabra sostenibilidad: “Ayudo a empresas y directivos a DIFERENCIARSE y GENERAR negocio de forma SOSTENIBLE, a través de estrategias de RR.HH.”. Ese valor a mi entender es un valor cada vez más en alza, en una sociedad donde todo se basa en la urgencia, el corto plazo y donde muchas veces se persiguen los resultados, a costa de todo. Seguro que todos conocéis o habéis oído en alguna ocasión la expresión “el fin justifica los medios”, comentario contrario a mi entender al principio de sostenibilidad.
La sostenibilidad (o su ausencia) es evidente cuando uno por ejemplo llega a una empresa y ve el balance de situación de la empresa; si han habido o no inversiones nuevas en los últimos años, si esta todo amortizado o no, revisa cual es la vida contable y la real de los elementos que forman parte de dicho inmovilizado,…etc. Lo mismo sucede con la cuenta de explotación o de resultados; cuando uno se fija en partidas que hacen referencia al gasto de mantenimiento, equipos,…etc. y observa no solo los valores absolutos, sino la comparativa con el año anterior y especialmente la tendencia en los últimos años como ha sido, es capaz de concluir si esa empresa al menos financieramente, está trabajando de forma sostenible o no.
Pero más allá del mundo de las finanzas, si nos fijamos en la parte humana del negocio, la que a mi personalmente mas me interesa y en la que me siento identificado por mi experiencia y los resultados conseguidos hasta la fecha, es decir las personas que trabajan en esa empresa y tenemos esa capacidad de empatizar y de ser asertivos, la capacidad de escucha y de observar sus conductas, de hacer un check list rápido del clima laboral, absentismo,….etc., rápidamente seremos capaces de descubrir si la empresa en la que estamos, su cultura, el estilo directivo, siguen los principios o no de sostenibilidad.
Muchas veces es suficiente con ver si este valor, está por escrito y forma parte de los principios de la empresa y si además no solo está escrito sino que realmente se está viviendo este principio como tal en la empresa, si hay una política o no de responsabilidad social corporativa,…etc.
Es las empresas donde este valor no es tenido en cuenta, se suelen “utilizar” a los recursos humanos y subrayo la palabra utilizar en el sentido literario de la palabra, para conseguir el fin, el resultado, dejando tras de sí un equipo sin energía, sin ilusión, desmotivado, a veces exhausto y muy al límite, donde empiezan algunos indicadores empresariales a dar muestras del colapso, como son el incremento de determinado tipo de absentismo, la rotación de personal, las dificultades para atraer el talento externo a la organización, la no concurrencia interna a puestos promocionales, el clima laboral se vuelve enfermizo y se radicalizan las posturas,…etc. Y todo ello solo, porque hemos abusado del palo (pedir) y no la zanahoria (celebrar y recompensar).
Suelen ser empresas que basan la productividad, en ajustar las plantillas más allá de los límites razonables, en los que los indicadores como son la productividad por empleado, consiguen mejorarse en un principio (no a largo plazo), pero que otros como el servicio, la atención y la satisfacción del cliente, empiezan a resentirse y en el medio plazo empieza a materializarse ese descontento de clientes y empleados, en una caída generalizada de las ventas de la empresa.
Es una lástima a mi entender, porque sin embargo yo sigo pensando, que es factible conseguir resultados extraordinarios, trabajando desde el principio de sostenibilidad, de ahí por ejemplo mi interés en escribir este artículo.
Otro ejemplo de lo que para mí es un ejemplo de que se trabaja desde la sostenibilidad en una empresa, es en relación al relevo generacional, especialmente en lo que atañe a los managers. Por ejemplo una empresa que trabaje bajo el principio de sostenibilidad y aplique este valor en el plan estratégico de recursos humanos (y en el resto de planes empresariales también) debería prever en su política de recursos humanos por ejemplo, la necesidad de nuevos perfiles claves como consecuencia de los cambios que se están produciendo en el mercado. El auge de las nuevas tecnologías, el crecimiento del comercio on line, la apertura de nuevos centros o delegaciones de la empresa que requerirán muchas veces de perfiles con responsabilidad, el desarrollo de nuevos canales de comunicación y de logística; son un ejemplo de las circunstancias a las que se enfrenta una empresa y que debería de prever. Para ello debería hacer un inventario de que recursos dispone y que recursos va a necesitar a medio/largo plazo. Si no los hay dentro de la empresa, habrá que acudir a fuentes de reclutamiento y selección externos, más caros muchas veces, precisamente porque no hemos tenido en consideración el principio señalado. Las consecuencias negativas de una mala planificación son el riesgo de caer en errores en la selección, pérdida de credibilidad, pérdida de oportunidades e incremento de los costes en general.
Para mí la clave está en los valores del CEO, Presidente, Consejero(s) Delegado(s), Director(es) o la(s) persona(s) que marca la estrategia y el rumbo de una empresa. Es evidente que también muchas veces, sus decisiones vienen condicionadas por los requerimientos del accionista, salvo como es lógico el caso de un empresario autónomo y como es comprensible el accionista pide valor por su dinero. Ahora bien la clave está en el cómo ofrecemos ese valor. Y para explicar cómo podemos ofrecer ese valor, me gustaría ilustraros con un breve cuento de dos ganaderos que trabajan en dos explotaciones de vacas lecheras en un pueblecito.
El cuento de las vacas lecheras se desarrolla en un pueblecito en el que vivían dos ganaderos. Uno de ellos, era desconocido puesto que llevaba poco tiempo en el pueblo y lo único que se sabía de él, era que iba de pueblo en pueblo y que estaba muy poco tiempo en el pueblo que le contrataba. La fama que se le atribuía era que era un “bróker” de la leche, un tipo que era capaz de con métodos muy novedosos, sacar la máxima productividad al ganado que le cedían para explotar, a costa de una parte sustancial de los beneficios que obtenía. El citado ganadero todos los días, sin dar descanso al ganado, les sacaba leche a sus vacas y luego la vendía para obtener beneficios, pero poco a poco nuestro bróker, comenzaba a dejar de darles de comer, total era un gasto y ya había comprobado que por no darle de comer algún día no pasaba nada (era su fórmula secreta). Así que reproducía este comportamiento otro día, otro día, y cada vez alargaba más el ayuno de la vaca. Él se vanagloriaba porque la vaca seguía produciendo leche, la calidad le daba igual, total eso a él no le importaba (le pagaban por litros producidos) y encima se estaba ahorrando de darle de comer !!!. Cuando consideraba que ya había ganado lo suficiente, entonces o bien lo llamaban de otro pueblo debido a su fama o él se marchaba con el dinero que había ganado, en búsqueda de nuevas explotaciones. Lo que no sabían los propietarios de dicho ganado y que descubrían poco después de la marcha del ganadero, es que la vaca dejaría de darles leche al poco tiempo y estos entonces se mostrarían contrariados. “¡Pero cómo es posible!”. “¡Mala vaca!”. “¡No sirves para nada!”. “¡Voy a venderte!”. E incluso alguna vaca se les moría a los pocos días de que nuestro afamado bróker, abandonara el pueblo en busca de nueva fortuna.
Pero también estaba el ganadero “sostenible”, contratado también por otros propietarios del mismo pueblo, del que se tenía información de que era una persona lugareña, humilde y que solía estar largas temporadas afincado en el lugar donde se establecía. Este ganadero sabía que con una buena selección genética, el manejo cuidadoso y una sanidad exquisita podía mejorar de forma espectacular la producción lechera, como fue el caso de nuestro granjero que con una alimentación diseñada al milímetro y con temperatura ambiente regulada (calefacción en invierno y vaporización en verano) llegó a producir la friolera de 217.000 litros en los 11 años en que permaneció en ese pueblo. Al abandonar el pueblo, los lugareños del pueblo, le despidieron con todo tipo de regalos, le agradecieron su labor y su buen hacer durante todo este tiempo. Su fama sigue todavía presente en ese pueblecito.
Este breve cuento, a mi modo de ver y por desgracia, sigue presente todavía en muchas empresas, que olvidan la importancia de la palabra “sostenibilidad”. Pero este hecho no es solo común en el mundo empresarial, también sucede en la vida política por poner otro ejemplo; políticos que solo piensan en él aquí y el ahora. En esquilmar y explotar la riqueza, olvidándonos que la naturaleza es sabia y que todo lo que les hacemos nos pasará factura. Ahora bien como por entonces, quizás yo (el político) ya no estaré, pues así nos va.
En la vida personal pasa lo mismo, todo lo que hacemos debería guiarse por el principio de la sostenibilidad, por ejemplo si yo me quiero poner en forma y nunca he hecho ejercicio, puedo empezar a correr todos los días un poco y progresivamente ir aumentando la distancia e intensidad o por el contrario puedo empezar muy fuerte el primer día porque estoy tremendamente motivado y con toda probabilidad no vuelva a calzarme unas zapatillas en algún tiempo porque tendré agujetas hasta en las orejas. La pregunta que debería hacerme antes de empezar a correr sería: ¿es sostenible este entrenamiento en mi vida?. Y si no lo es, qué consecuencias puede acarrear, en mi salud por ejemplo.
Así pues mi objetivo de este post, es que ya sea en la empresa o en tu propia vida trabajes de forma sostenible, y al hacerlo así superaremos los límites convencionales al crecimiento llegando mucho más lejos. Alinear nuestras necesidades y ambiciones con las necesidades de la naturaleza, las personas y las generaciones futuras, proporcionará a tu empresa y a tu vida perspectivas de prosperidad a largo plazo. Y recuerda la misión de un líder es inspirar, motivar, activar a otras empresas y clientes, para infundir esta visión en millones de personas. Porque actuar con responsabilidad es simplemente mejor. Mejor para ti, para las personas que te rodean y para la sociedad en la que vivimos. Y ahora me gustaría dejarte una pregunta para reflexionar: ¿Dónde pones tú específicamente en práctica la sostenibilidad?.
Muchas gracias por la lectura de mi post y espero vuestros comentarios y sugerencias como siempre en info@blogcoachjgd.com.
Javier Giménez Divieso acompaña a Profesionales, Empresas y Equipos a mejorar sus resultados, a través de la Formación, Mentoring y el Desarrollo Personal. Directivo senior con veinte años de experiencia en diferentes unidades de negocio nacionales, es además Formador, Mentor, Conferenciante y Coach Ejecutivo y Equipos certificado por ICF. Más información en www.blogcoachjgd.com.